Traducción, Cambio, Relaciones, Globalización, Gente: Este espacio es una Zona de Tránsito, compartir Lecturas y Discutir sobre lo que el Mundo ofrece cada día.
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viernes, 30 de enero de 2015
Erígone, según Roberto Bolaño
jueves, 29 de enero de 2015
Alea jacta est
miércoles, 28 de enero de 2015
Wim Wenders (I)
Sin embargo, no había cinemateca en Alemania en ese momento, porque en los años sesenta no existía en Alemania una gran cultura cinematográfica.
Pero aquello fue sólo una parte de la prueba. Los límites que enfrentan los creadores, donde se revelan los verdaderos artistas y siguen hacia la trascendencia: no dejarse llevar por la corriente cuando las cosas van mal. Muy mal. Las primeras películas de Wenders fueron un desastre, no le prestaron atención. Pero lo había logrado: estaba feliz, estaba creando y además, había logrado, con todo ese esfuerzo, que la cinemateca francesa presentara El miedo del arquero al tiro penal (1971) y La letra escarlata (1972). Nunca habían sido proyectadas fuera de Alemania y de nuevo él estaba sentado en las primeras filas y esta vez la gente hablaban de sus películas.
De aquella experiencia hay una interesante anécdota: ya la relación entre Henri Langlois y Wenders era suficiente como para presentarse entre el público y salir por allí. Langlois no vería su película. Eso lo puso triste, su héroe parecía no estar interesado en su arte. Le preguntó si iba a quedarse a ver su película, como si fuera un intento por lograr ganar su aprobación; pero Langlois le dijo que no y le dijo que le acompañara. Aunque Wenders estaba contento, seguía confundido, así que indagó un poco más y supo que Langlois era un tipo muy serio: su trabajo era mostrar películas, no verlas. De la misma manera como los productores de tv no ven tv; se limitan a que algo salga en la pantalla. Se fueron de la cinemateca a cenar por allí.
Como buen alemán, la música ocupa un lugar central en su arte. Capaz de dar difusión a voces olvidadas, milagro ocurrido con la gran música cubana, silenciada por el castro comunismo, para dar espacio al arte comprometido con la revolución. Este milagro también lo hizo con el blues,The soul of a man, Skip James, J.B. Lenoir y BlindWille Johnson.
Gracias a Wenders, el mundo ha podido descubrir a músicos con pequeñas audiencias especializadas y hoy son parte del patrimonio cultural occidental, junto a figuras tan importantes como Nick Cave and The Bad Seeds, Beck, T Bone Burnett, Lucinda Williams y la lista sigue y sigue: Elvis Costello, Daniel Lanois, R.E.M., Talking Heads, Depeche Mode, Lou Reed.
Entonces había llegado la hora de ir a Hollywood y lo hizo al mejor estilo alemán. Paris Texas tiene una historia espectacular contada por el propio Wenders: "Harry Dean Hanton actuaba en su primer rol protagónico después de haber hecho cientos de películas. Estaba tan nervioso que le pidió a un joven actor llamado Sean Penn que lo acompañara y lo asistiera. Sean hizo esto con una gran devoción hacia Harry Dean. Nastassja Kinski era joven y preciosa. Ray Cooder había hecho una primera y muy original banda sonora. Sam Shepard era el escritor más leído en Norteamérica. Robby Muller estaba en su mejor momento y era un modelo para muchos directores de fotografía. Yo era el único que hubiera podido arruinarlo todo. Pero creo que no lo hice". Fue premiada con la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1984.
Finalmente, Wenders suele contar cuando habla o le entrevistan, la historia de un ángel que por amor, renuncia a la inmortalidad, es un sueño, quizá más real que la trascendencia que el propio artista ha ganado. Sus más fervientes fans le consideran un ángel, un ser divino. Otros creen que esa historia recurrente es la historia de su vida, pues creen que Wenders es un ángel que por amor renunció a la inmortalidad... y hace películas espectaculares.
sábado, 24 de enero de 2015
Sobre una cita del Libro negro del comunismo
viernes, 23 de enero de 2015
Una visión sobre la locura
"Hoy día ya no lo dudo: estábamos locos. Puede que haya un momento del espíritu en el que la locura atenúa las responsabilidades. Pero, antes de llegar a él, a menudo el enajenado no es alguien cuya demencia puede actuar en descargo de su responsabilidad, sino que eligió la locura para escapar del nudo que le estrangula, pero que no se atreve a cortar.
Nuestra enajenación no era más que la consecuencia de una enajenación histórica. Nosotros racionalizábamos e internalizábamos una demencia más general."
(tomado de: Claude Roy, Nous, París, Gallimard, col. Folio, 1980, pág. 390)
El comunismo, o la versión más actual, el chavismo; con ese degenerado y edulcorado título pseudo-filosófico: socialismo del siglo XXI, es la locura. LOCURA. Y cada uno escoge la locura que mejor le vista, bien sea la esquizofrenia de creerse un personaje histórico o hijo de todos y de nadie... o hijo de alguien y dejar a los padres sin paternidad. O la locura de reescribir la historia. También está la locura de hacer lo mismo cada día y pretender que pasen cosas nuevas. O la locura de soportar toda clase de humillaciones y no decir nada. O la locura de ver la maldad y callar, o de cometer atrocidades y no sentir nada. Cualquier locura es posible y necesaria, pues ella hace que no se tomen responsabilidades, que no se corte ese nudo que aniquila; pero da mucho miedo cortar el cordón.
Es pues, Venezuela, la locura.
jueves, 22 de enero de 2015
Segunda nota sobre el libro negro del comunismo
En El libro negro del comunismo, página 500 se puede leer algo que ha pasado en Venezuela durante 15 años y ahora es mucho más patente:
"... Incluso los jóvenes detenidos por haber roto el cristal de una vitrina publicitaria o que habían escrito slogans en los muros. Se trataba de separar de la vida pública a cualquier oponente potencial y de prohibir cualquier libertad de acción. Los fines principales del sistema de terror generalizado eran extender en la sociedad un sentimiento de miedo permanente, favorecer la delación y dividirla hasta la atomización."
Esto lo cuenta el libro con relación a lo ocurrido en Polonia luego de la segunda guerra mundial, ya en 1945. 70 Años después la historia se repite.