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domingo, 28 de septiembre de 2014

Notas sobre el tercermundismo



Foto: "Ranchos de Venezuela" 
tomada de: https://c1.staticflickr.com/3/2506/5708659757_feee3d71aa_z.jpg
fecha de consulta: (28/09/2014).

"Sin excepción todos los países autocalificados de socialistas conocen grados variables de atraso económico, y todos sufren un consternante atraso político, el primero visible y detectable por cualquier observador desprejuiciado y más todavía por cualquier estudiante de sus propias (y sospechosas) estadísticas, y el segundo tan escandaloso que en años recientes se ha convertido en el principal tema de preocupación y controversia para aquellos simpatizantes de la filosofía política marxista que tienen la suerte de vivir fuera del "campo socialista".
Ahora bien, es de sobra conocido el argumento según el cual los pueblos pobres no aspiran a la libertad, y que, en todo caso, el respeto por los derechos humanos es un lujo reservado a las sociedades ya desarrolladas. Tal proposición es discutible, pero dejémosla estar. En cambio el argumento anticapitalista que consiste en advertir contra el exceso de riquezas materiales y el consumismo característicos del Capitalismo contemporáneo, no debería impresionar demasiado a los pueblos del llamado Tercer Mundo, quienes sufren de la situación inversa, y estarían felices de aceptar el flagelo de la prosperidad, tal como lo sufren los países capitalistas avanzados, en lugar del flagelo de la miseria, que tanto y tan trágicamente conocen.
En tales circunstancias sólo los anticapitalistas más dogmáticos encontrarán normal el escaso prestigio, en el Tercer Mundo, del único sistema político económico que en la experiencia humana haya sido capaz de elevar la productividad de las sociedades primero por encima del nivel de subsistencia no sólo para los privilegiados, sino para toda la gente y luego a las alturas inverosímiles que hemos presenciado en nuestras vidas. Podríamos entender que pase desapercibida, o que parezca poco importante la correlación de esa prosperidad con la libertad para masas humanas que mueren de hambre, pero no la prosperidad misma. Sin embargo, así sucede, y ya no queda casi ningún dirigente del llamado Tercer Mundo que no se proclame anticapitalista, y, si no marxista-leninista, por lo menos socialista "democrático", o socialista cristiano. ¿Por qué este contrasentido? ¿Y adónde conducirá esta tendencia? El intento de responder a esas interrogantes es la razón de ser de este libro."

Rangel, Carlos. (1982). El tercermundismo. Caracas: Monte Ávila.

Dicho en el año 82, ya cuando sobre Venezuela ciertas nubes reventaban truenos que invitaban a despertar la tierra que estaba debajo, sumergida en un sueño de papeles verdes que ya se transformaba en una pesadilla roja, "una Venezuela hipotecada" donde ya el bolívar no valía lo mismo que el dólar y donde parecía que la izquierda jamás podría no sólo dar respuesta a las problemáticas existentes; sino que ni siquiera llegaría al poder.

Ahora, escribo yo, en el año 2014, desde aquellas palabras, una vida entera ha pasado. Pero la pesadilla dio paso a un despertar que más hubiera valido permanecer en el más profundo sueño dantesco; pues las palabras de Rangel se han cumplido con una implacable precisión de profeta bíblico. No quisiera decir más a lo expuesto, sino leer y releer no sólo éstas palabras, esta cita, sino el mismo libro de Rangel, releer y estudiar y actuar de tal manera, que al menos, pueda encontrar el camino para el desarrollo, prosperidad y felicidad: las aspiraciones más elevadas de los seres humanos.