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viernes, 10 de octubre de 2014

Una nota del Libro negro del comunismo


El socialismo, no se trata solamente del credo de miseria, como diría Churchill; se trata también de la práctica, del culto al asesinato de "los enemigos del pueblo" y como se puede decir ahora, en el 2014 y aquí en Venezuela, "los enemigos de la patria".

Sepa el lector, que lo que citaré en breve es una de las investigaciones más concienzudas sobre lo que ocurrió en los países donde se instalaron gobiernos de izquierda, comunistas, socialistas, maoístas, castro-comunistas y sigue la lista; lástima que los autores, entre cuyos nombres, resaltan figuras como Stéphane Courtois y Nicolas Werth; no señalaran el caso de venezuela, claro, es demasiado temprano para la ciencia de la Historia poder tomar en cuenta acontecimientos tempranos y que aún se desarrollan, esta obra es del año 2010, cuando la "revolución bolivariana", neciamente llamada y liderada por un demagogo irresponsable, Hugo Chávez, cumplía 10 años de haber iniciado y aún muchos ciudadanos venezolanos, en ese año, no aceptaban el hecho de que la izquierda es una máquinaria de destrucción y misera. Otros no sólo lo aceptan, sino que lo avalan y lo protegen y lo justifican.

2014. Quien quiera negar el desastre en Venezuela, que lo niegue, está en su derecho. Pero la historia, la realidad, y la verdad, no pueden negarse. Porque hay cosas que antes pasaron y volverán a pasar y de hecho, ya están pasando.

En el libro El libro negro del comunismo (2010), publicado por Ediciones B y que compré en unas vacaciones en la isla de Margarita el año pasado; por cierto, escasez, inseguridad, incertidumbre y ya yo siendo objeto de una persecución por oponerme a la revolución y al socialismo y denunciar, a través de la crítica académica, todos esos crímenes y abusos, que se cometieron en el pasado y se cometen ahora, leo con especial atención y estudio, mientras preparo mi tesis doctoral, sobre otro genocidio, ocurrido también en socialismo: el de los judíos europeos.

En la página 142 se leen los siguientes pasajes:

"... Esta oleada de matanzas <<sobre una base de clase>> estaba permanentemente justificada por el hecho de que un mundo nuevo estaba naciendo. Todo estaba permitido, como explicaba a sus lectores el editorial del primer número de Krasnyi Mech (La espada roja), periódico de la cheka de Kiev:

<<Rechazamos los viejos sistemas de moralidad y de <<humanidad>> inventados por la burguesía con la finalidad de oprimir y de explotar a las <<clases inferiores>>. Nuestra moralidad no tiene precedente, nuestra humanidad es absoluta porque descansa sobre un nuevo ideal: destruir cualquier forma de opresión y de violencia. Para nosotros todo está permitido porque somos los primeros en el mundo en levantar la espada no para oprimir y reducir a la esclavitud, sino para liberar a la humanidad de sus cadenas... ¿Sangre? Que la sangre corra a ríos! Puesto que sólo la sangre puede colorear para siempre la bandera negra de la burguesía pirata convirtiéndola en un estandarte rojo, bandera de la Revolución. Puesto que sólo la muerte final del viejo mundo puede liberarnos para siempre jamás del regreso de los chacales!>>

Estas llamadas al asesinato atizaban el viejo fondo de violencia y el deseo de desquite social presente en muchos chequistas, reclutados a menudo -como lo reconocía un buen número de dirigentes bolcheviques- entre los <<elementos criminales y socialmente degenerados de la sociedad>>.

Los hechos descritos en este pasaje del libro ocurrieron en Rusia, en 1918, cuando apenas estaba naciendo aquel régimen cruel que acabó con la vida de cerca de 20 millones personas y creo que es un número bajo. Este era el tiempo del llamado "primer terror rojo", cuando no existían los Gulags, y la cheka era la incipiente policía del estado, que luego sería la KGB. Pero este inicio, ya decía por dónde iría el camino: río de sangre.

Bolcheviques, leninistas, stalinistas, troskistas, comunistas, castro-comunistas, maoístas, Corea del norte, Vietnam, Camboya (Jemer rojo), África, Este de Europa y ahora, Latinoamérica, chavistas, con Venezuela a la vanguardia con la llamada "revolución bolivariana", "Revolución bonita", "Revolución chavista", como la llamara el dictador de Venezuela, el títere de Cuba, Nicolás Maduro. Todo es lo mismo, la misma filosofía, el mismo pensamiento y la misma práctica, instalar la miseria de un sistema que conduce al fracaso de la nación y el asesinato de todo el que se oponga a la instauración de tal fracaso.

Pero, aunque la historia es constante y se repite; la manera en cómo se dan los hechos sí cambian. En aquellos años, los juicios políticos se hacían de manera abierta al igual que los fusilamientos o internamientos en campos de concentración, de donde no se salía vivo. Ahora, es mucho más velado, sutil, disimulado, silencioso; pero igual de letal. 

Ahora, se ha criminalizado la protesta porque obstruye las calles e impide el libre tránsito de los ciudadanos, criticar y oponerse al gobierno y exigir que finalice, es traición a la patria, difamación, rebeldía, búsqueda de atención, conspiración "de la ultra derecha asesina y apátrida", de todo es; menos un acto libre de cualquier ciudadano que tiene derecho a pensar distinto. Y actuar distinto. Y exigir un modo de vida distinto.

Ya no es la cheka, ya no es en Rusia; ahora es en Venezuela, ahora son los "colectivos de la paz" quienes realizan la operación de expulsar a los chacales de las calles. La delincuencia hace el trabajo que los políticos necesitan que se haga y que no pueden, para guardar las apariencias y fingir, esconder, el gran crimen que ocurre. 

De la misma manera como Hitler dejó que una comisión de la Cruz Roja entrara al campo de concentración de Theresienstadt con el fin de que ellos mismos constataran el excelente estado de salud y buen trato que recibían los judíos allí internados. Todo fue una farsa: previamente, se seleccionaron un muchos judíos, que fueron alimentados e instruidos que dijeran lo que los nazis querían. Se construyeron secciones y se arreglaron las instalaciones, incluso se preparó un salón como un teatro donde se dijo que allí semanalmente se celebraban eventos culturales. Aquellos judíos sonrientes, dijeron lo que se esperaba. se filmó una película de propaganda y la Cruz Roja se fue, convencida de que los horrores no estaban ocurriendo. Lo dijeron al mundo. Aquellos judíos que colaboraron, pensando que aquello sería un sacrificio más en el propósito de salvar sus vidas, fueron enviados en su mayoría a Treblinka donde fueron ejecutados de inmediato en las cámaras de gas. No había pasado ni una semana desde aquella farsa.

Cuando cayó Alemania, se vio el horror. Pero ya era demasiado tarde. 6 millones de judíos habían muerto ya. El engaño resultó, era más fácil creer la mentira y voltear la vista.

Hoy en día, pasa lo mismo: la delincuencia, brazo armado del gobierno para reprimir a la sociedad y propiciar el exterminio lento y progresivo de la burguesía. Es un proceso sobre el que ya estoy escribiendo un libro. En el tiempo actual, la izquierda no puede actuar de manera directa, tiene que hacerlo de manera lenta y escondida. La pobreza y reducción de ingresos de la clase media la ha destruido ya. Un profesional venezolano gana menos de mil dolares al mes... ah, desde hace más de una década los venezolanos no pueden comprar dólares libremente, lo cual ha aniquilado al comercio y la industria. Tampoco puede tener tierras, lo cual ha aniquilado la producción de alimentos. Y volviendo al salario: quién puede vivir con sueldos así? cuando un venezolano cobra 5.000 bolívares mensuales, el mercado para alimentarse (de lo poco que consiga en los anaqueles, pues con la industria aniquilada no hay producción y por tanto, se genera desabastecimiento) cuesta el doble, el alquiler de un techo (que tampoco hay, ha pesar de la gran burla propagandística que es Misión Vivienda) el triple y ni hablar si una persona se enferma, así sea de gripe, pues tampoco hay medicinas y comprarlas, ya se lleva una parte del presupuesto. Y eso, que no se le ocurra nada de distraerse, ni cine, ni internet, ni cable... ni vacaciones, pues no hay pasajes disponibles, y los que hay, a unos precios inalcanzables.

La destrucción de Venezuela es evidente, es innegable y ellos proclaman ya acelerar el proceso. Stalin lo hizo. Y Hitler. las recientes protestas dejaron centenares de muertos, miles de heridos y detenidos que muchos no son llevados a la justicia... otros, desaparecidos. Y la destrucción sigue, la tasa de homicidios semanal pasa de los 100 muertos en todo el país y creo que cualquiera me dirá que la cifra se queda corta.

El régimen esconde su amenaza y su crimen y se ha salido del control ya. Escribo con el corazón y la verdad. Me han amenazado; pero ellos mismos no dejan evidencia: me hacen llamadas a media noche que no se registran, ni los mensajes de texto, ni menos el twitter. Y son pocas. Unas cuantas. Mi cuenta de Twitter no está llena de amenazas ni insultos; pero cada día me ordenan silenciar "o ya sabes que vamos por ti".

Pero no voy a detenerme. Ni voy por una aventura solitaria ni menos, política. Seguiré escribiendo. Es lo que soy, un escritor. Y entiendo que en el fondo, lo que esos autores desean es que otros investiguen y digan la verdad, que sigan el camino de trazado por El libro negro del comunismo, relatando ahora la parte venezolana y latinoamericana; contando el río de sangre que se ha derramado y se sigue derramando. 

Juan Carlos Eurea.