En la página 17 del libro De la Dictadura a la Democracia, de Gene Sharp, una lectura indispensable si se quiere alcanzar la democracia; se lee la siguiente fábula:
"En el estado feudal de Chu, un viejo vivía de tener monos
a su servicio. Las gentes lo llamaban “ju gong”: el Amo
de los Monos.
Todas las mañanas el viejo reunía a todos los monos en su
patio y ordenaba al más viejo que condujera a los demás a
la montaña a recoger fruta de los árboles y matas. La regla
era que cada mono tenía que darle al viejo la décima parte de lo que recogiera. Los que no lo hacían eran brutalmente
azotados. Todos los monos sufrían amargamente, pero no
se atrevían a protestar.
Un día, un monito les preguntó a los otros; “¿Fue el
viejo quien sembró los árboles y las matas?” Los otros le
respondieron: “No; brotaron solos.” El monito les dirigió
otra pregunta: “¿No podemos nosotros coger la fruta
sin permiso del viejo?” Los otros replicaron: “Sí, todos
podemos hacerlo.” El monito siguió: “¿Entonces por qué
tenemos que depender del viejo? ¿Por qué tenemos que
servirlo?”
Antes que el monito hubiera terminado su discurso
todos los monos de pronto se sintieron iluminados, y
despertaron.
Esa misma noche, al observar que el viejo se había quedado
dormido, los monos rompieron las barreras del vallado
donde se hallaban encerrados, y destruyeron el recinto
por completo. También se apropiaron de cuanta fruta el
viejo tenía guardada y se la llevaron al bosque, y nunca
más volvieron. Al fin el viejo murió de inanición.
Yu-Li-Zi dice: “Algunos hombres en el mundo gobiernan
a su pueblo mediante tretas y no por principios rectos.
¿No son éstos iguales al amo de los monos? La gente no
se ha dado cuenta de su embrutecimiento. Apenas se les
ilumine el conocimiento, las tretas dejarán de funcionar.”
Esta historieta, originalmente titulada “Rule by Tricks” (“Gobernar por Tretas”), es
del Yu-Li-Zi, de Liu Ji (1311-1375). La traducción original se publicó en Nonviolent
Sanctions: News from the Albert Einstein Institution (Sanciones Noviolentas: Noticias
de la Institución Albert Einstein), (Cambridge, Mass.) Vol. IV, No. 3 (Invierno 1992-
1993) p. 3.
A buen entendedor, pocas palabras.
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